Identidades

Espai 13

Ciclo
Artista
Tomoko Sawada
Fechas
Comisariado
Hélène Kelmachter

Los jóvenes japoneses actuales se visten de forma extravagante y sueñan con conseguir productos de lujo, en un intento por afirmar una identidad que se nutre de nuevos estándares, modelos y referencias. Tomoko Sawada cuestiona este fenómeno en series fotográficas donde ella misma, en perpetua metamorfosis, adopta la apariencia de centenares de muchachas japonesas.

La Fundació Joan Miró propone, con la cuarta exposición del ciclo "¡Kawaii! Japón, ahora", un descubrimiento del trabajo de esta joven artista, una de las más sorprendentes y de más talento de su generación. Con motivo de su exposición individual en Barcelona, Tomoko Sawada presenta en primicia una nueva serie de imágenes.

Yo soy otra...

La obra de Tomoko Sawada (Kobe, 1977) admite diversas interpretaciones sociológicas y psicológicas... Su manera de posar ante el objetivo fotográfico, representando a decenas de muchachas y de señoras japonesas de distintos niveles sociales y edades, plantea de forma natural la cuestión del lugar que ocupa la mujer japonesa en la sociedad, la posibilidad de llegar a alcanzar una identidad individual, y cómo el modo de vestir puede contribuir a esa individualización, o, por el contrario, afirmar la pertenencia a un grupo. Frente a las obras de Tomoko Sawada nos sentimos tentados a apreciar una constatación o una denuncia de ciertos aspectos que caracterizan a la sociedad japonesa contemporánea, si bien lo que de verdad le interesa es lo que denomina el "exterior", aquello que percibe de la sociedad a la que pertenece. Observa el mundo que la rodea y refleja las cosas que llaman su atención, las que le molestan o le impresionan. Hasta ahora, Tomoko Sawada ha confeccionado una decena de series que examinan, desde un aspecto visual, sociológico y/o histórico, la realidad de la mujer japonesa.

Todo comenzó siendo Tomoko Sawada estudiante en la Seian University of Art and Design de Kioto. Aquel año, el trabajo obligatorio debía basarse en el autorretrato. Ello supuso para la joven artista una oportunidad de afrontar un género clásico del arte, renovarlo y apropiárselo de una manera original. Su profesor era, además, un discípulo de Morimura -célebre por incorporar en sus trabajos su propio retrato a obras maestras de la historia de la pintura occidental-. Los fundamentos del trabajo de Sawada resultan, pues, evidentes.

Con veintidós años, Tomoko Sawada realizó una de sus primeras series: ID 400 (1999). Un centenar de fotos de tamaño carné en blanco y negro: buenas chicas y chicas traviesas, clásicas o enrolladas, de cejas gruesas o depiladas... en las que ella, siempre ella, iba transformándose sucesivamente. Una serie realizada con medios técnicos muy limitados: en el fotomatón de una gasolinera. Tras las fotos de carné, Sawada exploró lo contrario: la fotografía de grupo con una serie de fotos de clase, en cuya imagen todas las muchachas, vestidas de uniforme, eran también ella misma (School Days, 2006). Realizada con ordenador, dicha serie plantea el lugar del individuo dentro del grupo, de la originalidad entre la uniformidad y del valor del primer molde social que es, en Japón, la escuela.

Tomoko Sawada no juzga las prácticas sociales japonesas, no las denuncia, pero hace que el espectador repare en ellas. Así, en Omiai (2001), se interesa por la costumbre, aún vigente, del matrimonio concertado (un 10% de los matrimonios contraídos desde 1995; un 70% cincuenta años atrás). Los padres de la chica le preparan un book, como a las modelos, en el estudio de un fotógrafo profesional, con el objeto de presentar a la futura prometida posando vestida para cualquier circunstancia a los eventuales pretendientes... Tomoko Sawada se viste con kimonos tradicionales o con trajes chaqueta a la manera occidental, como una mujer profesional, para encarnar a esas chicas candidatas al matrimonio que posan, sensatas, para conseguir al marido ideal.

Fashion victims y nuevos estándares...

Las chicas japonesas actuales pertenecen, no obstante, a una época mucho más emancipada, como queda patente en la serie Cover (2004), que se presenta en la Fundació Joan Miró. Tomoko Sawada aparece en ella con el aspecto de las jóvenes que se pasean por el barrio de Shibuya. Estas chicas de Tokio rivalizan en extravagancia y originalidad: colores fluorescentes, abrigos de pieles de imitación en colores ácidos, minifaldas muy cortas y plataformas altas que componen un look chocante que pone en evidencia la búsqueda de una identidad y la mutación del rol femenino en la sociedad japonesa. Además de seguir un código en el vestir, se trata también de cambiar la imagen para adaptarla a los clichés de las portadas de las revistas: cabellos rubios descoloridos, tez exageradamente bronceada, maquillaje exacerbado que construyen una máscara social y creadora de identidad común. Como si de una interpretación contemporánea de la máscara se tratase, esa práctica puede parecer una respuesta de la subcultura a la tradición japonesa, donde la máscara está muy presente, especialmente en el teatro Noh. Apariencia y realidad parecen compartir una misma esencia. Por otra parte, el trabajo fotográfico roza, de por sí, el límite entre el reflejo de lo real y el montaje, como lo atestigua toda la producción de Tomoko Sawada. La obra de esta artista inventa un nuevo lenguaje que destruye la clasificación tradicional de las prácticas artísticas: fotógrafa que no hace fotos (las imágenes son tomadas en un estudio con la ayuda de un fotógrafo).

Góticas y Kawaii

Para la exposición en el Espai 13 de la Fundació Joan Miró, Tomoko Sawada ha creado una nueva serie de fotografías, Decoration, en la que se interesa por un estilo en el vestir que se localiza principalmente en el barrio de Harajuku, en Tokio: el de las Góticas Lolitas. Se caracteriza por la superposición de enaguas con encajes, botines con lazos, corsés de cuero negro o vinilo, cabellos con rizos o tirabuzones. Todos los domingos, las chicas Gothloli se dan cita al cabo de la Takeshita Dori, una conocida calle de Tokio. Las muchachas aspiran a parecer muñecas de porcelana y tratan de dar con la postura más Kawaii cuando las asaltan los objetivos de los fotógrafos, aficionados o profesionales. Más que considerarlo un disfraz -como los cosplays que pueden verse en los encuentros o en los festivales manga-, el estilo de las Góticas Lolitas se encuentra en distintas ciudades japonesas, principalmente en Osaka. Esta tendencia, surgida en 1998, se popularizó a comienzos del año 2000 con la aparición de diversas marcas de ropa. Una de las más conocidas, Baby the Stars Shine, ha puesto sus colecciones a disposición de Tomoko Sawada para esta nueva serie de fotografías. Además de esta moda sorprendente, la artista explora el tema de la uniformidad y lleva más lejos la idea de identidad, de parecido e individualidad que planea en toda su obra. Tomoko Sawada estaba fascinada por dicha práctica y trataba de dar con el modo de abordarla. Esta exposición en el Espai 13 lo ha hecho posible.

Comisaria: Hélène Kelmachter
La exposición ha sido organizada con la colaboración de la Galería MEM, Osaka, y con el soporte de Baby the Stars Shine
Éditions Akaaka editará un catálogo.