- Ciclo
- Fijaciones por minuto
- Artista
- Claudia Pagès
- Fechas
- —
- Lugar
- Espai 13
- Comisariado
- Yaby (Beatriz Ortega Botas y Alberto Vallejo)
La exposición Bandolerismos de Claudia Pagès presenta una nueva investigación en torno al papel timbrado, las filigranas y las marcas, en la que explora su relación con la circulación del poder y con los sustratos materiales sobre los que se fijan los significados. Pagès continúa así sus indagaciones sobre las consecuencias formales, corporales y espaciales de lo textual, tomando elementos del lenguaje y extrapolándolos en términos visuales para exponerlos a interacciones distintas a las normales. La sala está dividida en dos, atravesada por un muro de papeles con filigranas creadas por la artista, y a cada lado hay una pantalla de proyección -ambas están en el mismo eje, enfrentadas, y cada una va reproduciendo de forma alterna una parte de la misma pieza audiovisual. El título apunta también a un sistema de opuestos: más allá de su imagen romántica, el bandolerismo fue un fenómeno complejo financiado por la nobleza que organizaba bandas de hombres y mujeres que, además de asaltar a mercaderes, servían los intereses de un señor feudal frente a otros, de acuerdo con las relaciones de poder propias de una estructura social de vasallaje. El concepto de bando atraviesa la exposición: amigos, enemigos, muros, disyuntivas, dualismos, sus jerarquías y complicaciones y aquello más profundo y menos visible que las subyace y las sostiene.
Una filigrana es una marca integrada en el propio papel, producida mediante una diferencia de espesores del material provocada durante su fabricación. Dibujos más o menos complejos, logotipos o letras elaborados en alambre de cobre se colocan en el formador, impidiendo que la pulpa de papel alcance ahí su máxima densidad y haciendo que emerjan marcas como por ausencia, que solo se ven cuando se mira la hoja al trasluz. El muro de papeles filigranados muestra sus marcas al mirarse desde el lado que queda en sombra cuando se enciende el proyector del otro lado, revelándose a la vez como soporte y como interceptor de significados. Pagès se interesa por el modo en que estas marcas instigan una comunicación sin terminar de fraguar en una lectura concluyente. Operan dentro de un sistema de significación y valor en el que el poder fluye y se hace efectivo casi de manera invisible. Capellades, pueblo natal de la artista, adquirió en el siglo xviii un gran prestigio en la producción de papel timbrado, que se usó principalmente para documentación judicial y administrativa y que sirvió como instrumento para la identificación, la legitimación, la colonización, la propiedad y el control.
A ambos lados del muro se reproduce un vídeo realizado en dos localizaciones de Capellades: el Museu Molí Paperer -que guarda un importante fondo patrimonial de papel timbrado- y el Abric Romaní del Capelló -yacimiento arqueológico neandertal que conserva marcas de distintas épocas grabadas sobre sus paredes de roca. Tanto el museo como el barranco acumulan signos que se mueven en un espacio ambiguo entre la palabra y la imagen. La filmación se ha llevado a cabo con tres cámaras GoPro montadas sobre tres cuerpos que establecen un paralelismo con las tres miradas que articulan La carta robada de Edgar Allan Poe: la persona que ve, la que no ve y la que ve que la otra no ve nada. En el cuento, una carta de la que nunca se sabe su contenido ni su remitente articula una red de chantaje. La carta, de modo similar a la filigrana, despliega su poder por su circulabilidad intrínseca, y no por el significado legible y fijo de lo que dice; en el momento en que la carta se abra y se desvele su contenido, perderá su poder como mecanismo de control. Finalmente, en la historia de Poe es la capacidad de identificación con el otro, de cruzar de bando, lo que conduce al detective Dupin, su protagonista, a encontrar la carta robada y desactivarla. En el vídeo juegan a «leer» marcas apuntando hacia el signo sin llegar del todo a él, desmenuzando los significantes hasta que pierden sentido o adquieren más, vaciando las imágenes, sacándoles el tiempo y el imaginario acumulados.
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