Con la voluntad de seguir abordando los diferentes aspectos que afectan al arte emergente, el Espai 13 de la Fundació Joan Miró presenta para la edición de 2022 Salto e inmersión, un ciclo comisariado por Pere Llobera con propuestas de Victor Jaenada, Marcel Rubio Juliana, Marria Pratts y Martín Vitaliti.
El título del cicle parte de la traducción libre que José Ángel Valente hace del poema «Il tuffatore», de Eugenio Montale, inspirado en una pintura funeraria del siglo V a. C. encontrada en la necrópolis de Paestum. Tanto el poema como la pintura, en la que se puede ver a un chico saltando de cabeza al agua, reflexionan sobre la vida, la muerte y la circularidad inherente a ambas.
Marcadas por esta visión trágica pero lúcida de la vida, las exposiciones de Victor Jaenada, Marcel Rubio Juliana, Marria Pratts y Martín Vitaliti reflejan el compromiso profundo y radical de estos artistas con su obra. Los cuatro, en su condición de lo que Pere Llobera llama «pintores naturales», abordan, mediante instalaciones, artefactos y gestos tozudamente pictóricos, su irreductible necesidad de encontrar una voz propia dentro de la existencia.
La exposición parte de un hecho que tuvo lugar durante la tierna infancia de Victor Jaenada en casa de su abuela y que habría podido acabar prematuramente con la vida del artista. El proyecto gira alrededor del unamuniano «sentimiento trágico de la vida», pero planteado a la inversa. Es decir, aquí la fatalidad de la muerte es sustituida por el desasosiego de vivir.O por decirlo de una forma aún más precisa: la idea que literalmente sobrevuela la sala es el desasosiego que genera al artista la posibilidad de haber podido ser devuelto a esa nada.
Marcel Rubio Juliana aborda y actualiza el viejo concepto alquímico de la transmutación. La resurrección es una acción del ámbito espiritual propia de algunas tradiciones sagradas en la que un cuerpo muerto vuelve a la vida. Para evocar un tránsito que por su naturaleza es irrepresentable, Rubio Juliana recorre a la alquimia y a su idea de transmutación. Según los principios de esta antigua disciplina, no existe disociación entre materia y espíritu.
Con 1 posesión Drift, Marria Pratts nos remite a la atmósfera de rabia que se vivió a finales de los años setenta y principios de los ochenta. Para el comisario del ciclo, Pere Llobera, fue una época que demostró ser dura y en la que una nueva forma de hacer las cosas irrumpió en la cultura. Como los jóvenes de aquella época, Pratts también pertenece a una generación límite que se expresa con contundencia y radicalidad.
Martín Vitaliti presenta Silly Symphony, un proyecto que parte de la apropiación de las primeras animaciones de la industria norteamericana de los cartoons de los años treinta, la era dorada de la animación, que empezó con el advenimiento de los primeros dibujos animados con sonido sincronizado.