Psychodrome.02

Espai 13

Ciclo
Ciclo: Psychodrome
Artista
Franz Ackermann, Michel Gouéry i Fred Tomaselli amb monochrom
Fechas
Comisariado
Grazia Quaroni i David Renaud

Segunda etapa de Psychodrome, nuestro recorrido por los caminos del trastorno. Trastorno de la visión, de la consciencia, a través de la imagen, perturbaciones e interferencias entre la realidad y la ilusión, el ensueño y la vida cotidiana, el sueño y la vigilia; ausencia de linealidad, de principio y fin, explosión de colores y formas, creación de motivos repetidos indefinida y obsesivamente. Esto es Psychodrome, que no podía tomar cuerpo sino en formas redondas, y de ahí el módulo arquitectónico de estructura evolutiva a base de círculos concéntricos evocadores de laberintos, espirales o dianas.

Si en Psychodrome.01 la palabra clave era "hipnosis", ahora más bien se trata de "visión". La visión a menudo bordea la alucinación, que tanto puede brotar de un estado particular de la consciencia o ser inducida por sustancias vegetales o químicas. Una de las características de este fenómeno, que funde lo físico y lo psíquico en una sola entidad, es la simultaneidad y un desfile extremadamente rápido de imágenes. Y, de hecho, de imágenes rápidas y simultáneas es de lo que se trata en un Espai 13, que ya no es tan sólo el espacio que acoge unas obras, sino que se convierte en el soporte de la propia obra y es, por tanto, el lugar mismo de creación y de vida de la obra. Se puede hablar, por supuesto, de una exposición de pintura, aunque a veces los cuadros no aparecen pintados o la pintura carece de cuadro, y ésta más bien surge del espacio.

FRANZ ACKERMANN
Nacido en 1963 en Neumarkt St. Viet, Alemania

Vive en Berlín.
Como suele hacer, Franz Ackermann ha actuado directamente sobre las paredes. Waterfall burning (2002) anuncia ya en el título aquel aspecto particular de la simultaneidad que se define con el término “sinestesia”, una composición de estímulos sensoriales diversos que parecen contradictorios y son, en cambio, complementarios. La sinestesia es aquello que permite “sentir” un color, “tocar” un sonido, y, en este caso, lo que permite al agua quemar, a la cascada ascender. Sus formas estallan en la pared, dominadas por una perspectiva inestable, que va hacia el espectador, que parece derrumbarse sobre él en un apocalipsis colorista. Naturalmente, este sentido del caos, esta pintura sin inicio ni fin está dirigida por un proyecto de extrema precisión, y para reafirmar que es un trabajo anclado en la realidad, y más especialmente en la realidad urbana de todas las ciudades del mundo, encontramos con frecuencia, integradas en la pintura, una o más fotografías.

MICHEL GOUÈRY
Nacido en 1959 en Rennes, Francia.

Vive en París y Nueva York
Simultaneidad es también la consigna de Michel Gouéry. En un mismo cuadro podemos encontrar, de hecho, motivos y retratos, elementos grandes y pequeños, figuración y abstracción, monocromía y policromía. Sin temer proximidades osadas, Gouéry hace de la propia pintura el elemento unificador del conjunto, de la realidad como de la irrealidad, de la historia del arte y de la actualidad de la crónica o de la política. Tantrismo e historieta ilustrada, impresionismo y pornografía, barroco y caricatura conviven alegremente en una misma tela y es justamente dentro de ella donde encuentran su cohesión. La insolencia del artista llega al punto de convencer por completo al espectador de la necesidad de cada uno de los componentes, haciéndole sentir que se halla frente a una obra de una coherencia extrema.

FRED TOMASELLI
Nacido en 1956 en Santa Mónica, California, EEUU
Vive en Nueva Cork

Fred Tomaselli hace cuadros sin pintar. Sus motivos de remolinos y galaxias, impregnados de referencias literarias, presentan una suerte de universo nuevo, de utopía distorsionada que desestabiliza al espectador. Sus trabajos son collages, para ver ya sea a distancia, con un efecto cósmico y visionario, ya sea de cerca para descubrir la minucia del sistema y la variedad de las materias, no siempre lícitas, no siempre legales. Descubrimos, así, de cerca el origen de unas visiones imaginativas que habíamos saboreado de lejos: píldoras, hojas, insectos, aspirinas y una multitud de objetos minúsculos de diversa naturaleza son englobados por la resina, dispuestos con una precisión extrema hasta lograr una superficie perfectamente lisa. Al presentar las sustancias que inducen a la alucinación en una imagen global visionaria, Tomaselli presenta causa y efecto en un círculo total, el antes y el después simultáneamente, distorsionando tiempo y espacio en infinitas declinaciones.

Invitado especial: monochrom, grupo de acción artística vienés. El vídeo que se presenta, producido para la Bienal de Sao Paolo 2002 es un delirio de imágenes excesivas y recontextualizadas, deformadas, reactivadas. De nuevo, estratos visivos y de significado se acumulan simultáneamente. Las imágenes se diluyen como vistas a través de unas lentes deformantes y la ficción más absurda se transforma en noticiario televisivo.