- Ciclo
- Nos acompañaremos cuando anochezca
- Artista
- Alba Mayol
- Fechas
- —
- Lugar
- Espai 13
- Comisariado
- Irina Mutt
Tomando como punto de partida el relato «Bloodchild», de la escritora afroamericana Octavia E. Butler, la exposición solc i no clos plantea un espacio-cuerpo imposible de acotar lingüísticamente o mediante categorías taxonómicas. En «Bloodchild» tenemos a T'Gatoi, un personaje que se describe como un ente ajeno no humano y que visita regularmente la casa donde vive un adolescente. Esos encuentros generan reacciones y emociones ambiguas que no dejan entrever qué tipo de relación se ha establecido entre esos seres tan dispares.
Tal y como explica Alba Mayol, «al igual que el magnetismo ambiguo y la inquietud que desprende el personaje de T'Gatoi en el relato de Butler, la fluidez del deseo es un tú/yo/nosotros amplificado, un sumergirse en una multiplicidad. Es algo que abraza y disuelve, que genera tejidos que se mueven sin que podamos ver sus perímetros, sin que nunca podamos entender completamente de qué están hechos. Un cuerpo formado por una indefinición intrínseca, una familiaridad divergente, con curvas, esporas y minerales blandos. Entrar en ese cuerpo es negociar; es entrar en una circularidad en movimiento, instalarse en el no saber».
Con esta instalación, Mayol pretende provocar una sensación de complicidad y extrañeza, de memoria atávica y también de imaginación y utopía. Aquí entran en juego tanto anhelos como miedos, mezclados con un deseo de contacto y de sentir la piel. Los diferentes formatos presentados en solc i no clos -la escultura, las piezas murales y el dibujo, entre otros- habitan el espacio y existen en él sin intención de ocuparlo. Juntos forman un cuerpo unitario hecho de fragmentos. O más bien invocan un espectro, una presencia que palpita, respira y habla en un murmurio circular, sin principio ni fin.
La referencia a lo poético y a lo literario que hace Alba Mayol se refleja también en el título de la exposición. Se trata de un fragmento del poema número XII de «Freu», del libro Sal oberta, de Maria Mercè Marçal. La ambivalencia entre clos, que significa cerrado, inmóvil, y solc, que nos remite a algo abierto, que fluye, genera una capa adicional de tensión en una exposición en la que los contrastes y los umbrales se desdibujan en una fluidez constante. Un espacio en el que transcurren formas y texturas, luces, sombras y olores, como el manar de un lenguaje que es al mismo tiempo condición y límite de lo que alcanzamos a comprender.
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