Universo Miró

15 y señora (1969) [fig. 5], que además supone una declaración de intenciones por parte de Miró: sus esculturas pintadas están realizadas en bronce mediante la técnica de la cera perdida, y una vez acabadas, en lugar de mantener a la vista el material noble, Miró decide cubrirlo con colores. Para ello se servía de la pintura industrial de la marca Ripolin, utilizada para pintar paredes. La negación del bronce y, por tanto, de la escultura «noble», así como el uso de pintura industrial, es la respuesta transgresora del artista hacia el establishment y da paso a la antiescultura: Miró cambiaba la percepción tradicional de la escultura con sus juegos visuales y poéticos. Fig. 6. Joan Miró en su taller de Palma de Mallorca, 1956 Foto: Joaquim Gomis

RkJQdWJsaXNoZXIy MzI3MzA=